Seguramente has escuchado (o dicho) más de una vez “necesito vacaciones”, algunas veces con tono de hartazgo, cansancio o reproche y otras más casi a grito desesperado… y claro, está bien porque puede ser que las presiones y estrés del trabajo te tengan azorado y necesites descansar.
Sin embargo, probablemente has notado que las revitalizantes y relajantes vacaciones no siempre funcionan, se supone que llegaras a la oficina con energía y ánimos renovados pero en su lugar pareciera que nunca te fuiste, llegas prácticamente igual.
No te preocupes, no estás solo. De acuerdo a un estudio con más de 1500 adultos esto es algo muy común, pero no se debe al viaje en sí, sino al estrés que experimentas en él. Ya sea que nunca te hayas desconectado realmente de tu trabajo, que te estresen los itinerarios y detalles de transportación o que no te sientas seguro en lugar en el que estás vacacionando.
Cuando estás constantemente resolviendo y tomando decisiones a distancia, esto puede ser incluso más estresante que hacerlo en vivo, porque sientes que no estás ahí para “ver” qué pasa realmente y “controlar” el resultado, haciendo de tus vacaciones un constante e incrementado estrés. Para los adictos al trabajo incluso pueden sentir el estrés de estar “desperdiciando el tiempo”, porque no asignan el mismo valor al tiempo que pasan en el trabajo que al que dedican a descansar y otras actividades.
Si te desconectas por completo del trabajo, todavía está el estrés del propio viaje, ya sea que estés lidiando con un intrincado itinerario, un complejo compañero de viaje o que te sientas inseguro, esto puede hacer que tu esperado descanso no haga más que agregar motivos para mantenerte estresado.
La buena noticia es que el 94% de las personas que toman unas vacaciones de “bajo estrés” reportan regresar a su trabajo con más energía y significado, lo que mejora su rendimiento y productividad. Y no depende tanto de la demanda física de tus vacaciones (mira que hay veces que necesita uno vacaciones de las vacaciones), sino de tu perspectiva mental al respecto, de modo que un abrupto cambio de planes, comida extraña o actividades inesperadas (si tienes la imprevista oportunidad de lanzarte en paracaídas te lo recomiendo ampliamente 😉 ), pueden ser vistas como una aventura o un suplicio.
Mi recomendación es que planees tu viaje con anticipación, haz los arreglos que tengas que hacer en la oficina; si necesitas “checar cómo van las cosas” designa un tiempo y lugar específicos para ello y sobre todo date permiso de estar en disposición de disfrutarlo, porque el estrés depende de la apreciación que haces de las situaciones y no de la situación misma.
Si vas a salir de vacaciones te deseo un excelente viaje, y si te vas a quedar a descansar revisa tu guía local, ve al teatro, un concierto, pon tu música favorita mientras te arreglas y sal a descubrir tu ciudad, o quédate en casa… lo que te haga feliz 😉 .