En psicología hay un fenómeno de profecía auto cumplida denominado el efecto Pigmalión. Tiene su origen en un mito griego, en el que un escultor llamado Pigmalión se enamoró de una de sus creaciones: Galatea. Era tal su pasión, que la estatua cobra vida por obra de Afrodita, quien al ver el amor que éste sentía por la estatua, que representaba a la mujer de sus sueños, le concede el deseo.
Pigmalión creía en el potencial de la estatua para convertirse en una mujer real, lo que de acuerdo al mito sucede. Y lo mismo pasa con nuestros compañeros de trabajo y subordinados. Tu creencia en el potencial de otra persona hace que cobre vida.
Seguramente estás haciendo la misma cara de incredulidad que Yo hice la primera vez que escuché esto. Pero piensa un poco en ello, ubícate en tu oficina e imagina que la persona que mejor te cae llega y te dice: “Oye, cometiste un error”. Probablemente tu respuesta será preguntar cuál fue y tratar de solucionarlo; sin embargo, imagina que llega la persona que peor te cae (aunque no trabaje contigo) y te dice: “Oye, cometiste un error”. En ese momento, te prendes al punto de activar la alarma contra incendio y te embarcas en una discusión que seguramente no llegará a ningún lado. Bueno, tal vez exagero, pero el punto es que probablemente tu respuesta no sea tan tranquila como en el caso anterior; tu tono de voz, postura y gestos serán completamente distintos.
De esta forma, se alimenta un círculo donde tu creencia sobre la otra persona determina tu manera de actuar, lo que genera una reacción por parte del otro, que además alimenta las creencias que él tiene sobre ti.
Entonces, no quiero que pienses que puedes cambiar a los demás con tu pensamiento, porque no es magia. Pero lo cierto es que los resultados de un equipo no dependen solamente de quien esté en él, sino también de cómo se aprovecha cada recurso. Así mismo, tu acercamiento o respuesta a cada persona depende en buena medida de lo que piensas y esperas de ella, y la persona reaccionará a tus acciones. Existen muchos ejemplos del efecto Pigmalión en las oficinas; uno que me viene a la mente es: cómo respondes cuando te pide ayuda el compañero del que tienes altas expectativas y cómo lo haces cuando la petición viene del que no esperas mucho.
Me gustaría que reflexionaras sobre el tema y encontraras algunos ejemplos en tu vida personal. Creo que te darás cuenta que pasa más a menudo de lo que crees, y por ello te invito a hacerte estas preguntas: ¿Creo que la inteligencia y habilidades de mis compañeros/empleados pueden desarrollarse con esfuerzo? ¿Creo que mis compañeros/empleados quieren hacer el esfuerzo, tanto como quieren encontrar significado y satisfacción en su trabajo? ¿Cómo estoy transmitiendo estas creencias con mis palabras y acciones?
No todos podemos ser súper estrellas en todo, pero creo firmemente que toda persona tiene potencial, que todos somos buenos en algo, y que hay mucha gente que solo necesita una oportunidad para brillar.