Esta semana he visto decenas de mensajes de temor en las redes sociales, y tal vez no vi más porque no les dedico tanto tiempo, y eso me ha hecho reflexionar sobre la raíz del miedo que pareciera crecer en el mundo.
Hay una frase que dice “K”, el agente de hombres de negro interpretado por Tommy Lee Jones, en la película del mismo nombre que siempre me ha llamado la atención. En una parte de la película el agente recluta, o sea el nuevo, entra en una especie de pánico “el mundo se va a acabar” y empieza a actuar erráticamente; “K”, con su experiencia, sabiduría y en el estilo muy propio del personaje lo calma y le dice: “las personas piensan, la gente no”.
Y lo que pasa es que muchas veces nos dejamos llevar por los medios, los comentarios de la gente y el ambiente en general, hablamos del “tema de moda” y repetimos, la mayoría de las veces sin pensar, lo que escuchamos aquí o allá. Pero no le dedicamos un instante a reflexionar de manera crítica sobre el tema o siquiera evaluar la veracidad de la información.
El miedo es una respuesta natural del ser humano, un complejo sistema de alerta que te avisa que algo que te importa (sea un valor, principio, persona o meta) está en peligro, y eso está muy bien porque te haces consciente de una amenaza. Sin embargo, cuando adoptas una narrativa de miedo, lo único que estás haciendo es alimentarlo, y este crece sin control porque tu narrativa pinta un mundo cada vez más sombrío y desolador.
El problema es que el miedo simplemente te alerta de que existe una amenaza o la posibilidad de una. Pero no te ayuda a tomar las mejores acciones posibles para eliminarla o mitigarla, tu cerebro está parcialmente ocupado en alimentar el miedo y su narrativa, haciendo que tengas menos neuronas disponibles para decidir el mejor curso de acción… de ahí el comportamiento errático.
Así que yo te recomendaría:
En primer lugar calmarte: respira profundo, identifica la emoción que estás sintiendo (como tip: no es estrés; puede ser miedo, ansiedad, incertidumbre u otro, pero asegúrate de identificarlo) y acéptalo, eres un ser humano, está bien sentir.
Cambia tu narrativa: habla de las cosas buenas de la vida, disfruta la compañía de tus seres queridos y practica hablarte a ti mismo sobre el tema como le hablarías a tu mejor amigo si te contara un problema.
Enfócate en tu área de influencia: tu responsabilidad principal es contigo y con los tuyos, antes de hacer alguna locura, revisa tus metas y objetivos, piensa en el futuro que quieres para ti y para tus seres cercanos y continúa esforzándote y dando lo mejor de ti en el día a día para convertir ese futuro en realidad.